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¿POR QUÉ DEBEMOS EXFOLIAR LA PIEL?

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Exfoliar la piel es una técnica heredada del Antiguo Egipto y desde entonces sigue siendo una de las claves más importantes para lucir una piel saludable y bonita. Al eliminar las células muertas de la piel, emerge una nueva capa de piel radiante.

¿Qué es exactamente la exfoliación de la piel?

La epidermis o capa superficial, está compuesta por cinco subcapas. En la capa más profunda nacen las nuevas células de la piel. Cuando maduran, estas células van ascendiendo hacia la capa superior. Luego tienden a desaparecer de manera natural, para permitir que surja nueva piel tersa y con una pigmentación homogénea.

Una piel sana expulsa la increíble cantidad de 30.000 a 40.000 células muertas por minuto. Pero este proceso tiende a ralentizarse por una serie de procesos como la exposición al sol, las fluctuaciones hormonales y el envejecimiento. Al verse retrasado este proceso, las células muertas comienzan a acumularse en la piel, haciéndola más áspera y sin brillo.

Si permanecen demasiado tiempo, pueden taparse los poros, lo cual lleva implícito un conjunto de problemas como son la aparición de manchas, aparición de líneas de expresión, etc.

TIPOS DE EXFOLIANTES

1. Exfoliantes físicos:

Los exfoliantes físicos eliminan manualmente la piel muerta, al aplicar sobre la superficie de la piel componentes abrasivos como el azúcar, las microperlas, las semillas de jojoba, etc. El masaje mejora la microcirculación y el drenaje linfático, además de eliminar las células muertas con lo que obtenemos como resultado un cutis mucho más sano y resplandeciente.

La exfoliación puede tener su parte negativa si el producto exfoliante utilizado contiene partículas demasiado abrasivas y frotamos vigorosamente al aplicarlas.

Puedes evitar este tipo de problemas optando por productos con partículas suaves y redondeadas, y aplicándolos con delicadeza.

2. Exfoliantes químicos:

Los exfoliantes químicos actúan disolviendo los enlaces que mantienen unidas a las células muertas de la piel, permitiendo a las células muertas desprenderse y permitiendo también que la nueva piel llegue a la superficie.

Los exfoliantes químicos suelen ser suaves: están compuestos por ácidos en proporciones bajas y enzimas naturales, derivados de algunos alimentos.

Se suelen utilizar Alfahidroxiácidos como el ácido láctico, el ácido glicólico y el ácido tartárico.

Los exfoliantes químicos no requieren que los frotes al aplicarlos. Penetran en las capas más profundas de la piel y potencian la renovación.

También nos dejará una piel más vulnerable al sol y a la pérdida de humedad.

Es necesario empezar a exfoliarnos poco a poco e ir incrementando poco a poco el ritmo de exfoliaciones, para hacerlo de 1-2 veces por semana.

Hay que observar cómo reacciona nuestra piel y actuar en función de ello. Al final, la piel nueva y exfoliada es más frágil, más sensible al sol, de modo que necesitará una adecuada hidratación y protección solar.

En clínica AQUA contamos con todas las garantías y certificaciones para que tengas la total tranquilidad y confianza de que estás en las mejores manos.

Si necesitas ayuda de nuestros expertos ¡No dudes en contactarnos!

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